EN | FR
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Información Técnica > Datos técnicos filita Bernardos > Marco geológico

El marco geológico de las canteras de pizarra de Bernardos se sitúa en las Capas de la formación Santa María, perteneciente el denominado complejo Esquisto Grauváquico, definido en la hoja del mapa Geológico Nacional a escala 1:50000 (IGME), “Nava de la Asunción”. Dichas capas son una sucesión de pizarras arenosas, de color verde grisáceo, con frecuentes intercalaciones de areniscas y cuarcitas, de edad Infra-cámbrica inferior, lo que supone una antigüedad de más de 550 millones de años, que al microscopio manifiestan diferencias de granulometría así como en el contenido en cuarzo y plagioclasa detríticos, y que, según el predominio de los microclastos, las rocas se pueden denominar filitas, cuarzo filitas plagioclásicas, matagrauvacas o metasamitas. (Barros Lorenzo, José Carlos 2013). En general la pizarrosidad del material se presenta inclinada unos 20º hacia el N, con una foliación según planos axiales S1 dispersos debidos, probablemente, a una etapa deformativa anterior que afectó al complejo esquisto-grauváquico.

Una peculiaridad de las pizarras de Bernardos radica en que, ocasionalmente, el plano de esquistosidad S1 y el de sedimentación SO son subparalelos (imagen II-1) lo que da lugar, en superficie, a un veteado muy sugerente que se magnifica aplicando los tratamientos de pulido, apomazado, envejecido por cepillado; pudiendo disponer así los prescriptores de más elementos, a tomar en cuenta, en el diseño arquitectónico. Simultáneamente, al presentar ambos planos escasa inclinación relativa, se evitan roturas por flexión imprevistas a través de su intersección. (Imagen II-1).

Imagen II-1. Intersección de los planos S0 y S1.

En ciertas zonas de algunas canteras, se han podido apreciar niveles carbonatados según los planos de sedimentación S0, así como algunos fenómenos de deformación en una serie de pequeños pliegues (crenulación) que proporcionan a estas pizarras un aspecto veteado muy apreciado por los arquitectos en proyectos de restauración, o de nueva construcción, cuando se desee obtener este tipo de sensaciones. Los estudios petrográficos de las pizarras de Bernardos indican que las mismas parecen proceder de sedimentos muy finos, de tamaño limo, de composición cuarzo arcilloso, sometidos a un metamorfismo de tipo regional, de grado bajo o muy bajo, debido a una compresión tectónica, que se pueden clasificar como filitas (ver estudio petrográfico en Ap. 2.3.1.).

En este punto se considera interesante incluir los últimos estudios que han sido realizados, en este sentido, en la Universidad de Gante (Bélgica) por el Dr. Víctor Cárdenes Van den Eynde.

Según este investigador, es importante hacer la diferenciación entre los términos Pizarra para cubiertas y Pizarra ss (strictu sensu). Pizarra para cubiertas es, en general, un término comercial que se aplica a toda roca capaz de exfoliar en placas finas y regulares que se pueden usar como recubrimiento de tejados. El término Pizarras para cubiertas engloba cuatro tipos principales de rocas:

• Pizarras de bajo grado.
• Pizarras s.s.
• Filitas.
• Mica-esquistos.

Esta clasificación de Pizarras para cubiertas se basa en tres características definitorias, color, componentes minerales y petrología.

El color esta definido por la proporción de minerales secundarios y accesorios y depende de la composición mineral, que a su vez tiene relación con los procesos de formación de la roca. En las Pizarras para cubiertas se distinguen tres familias principales de color: negras-grises (litotipo B), verdes (litotipo G) y rojo-púrpuras (litotipo R). Los litotipos B y G son el resultado de condiciones de formación reductoras, y generalmente contienen sulfuros de hierro. El color negro del litotipo B se debe a una pequeña cantidad de materia orgánica, la cual no esta presente en el litotipo G. Por el contrario, el litotipo R proviene de condiciones genéticas oxidantes, teniendo asi óxidos de hierro en su composición en lugar de sulfuros de hierro.

Los minerales principales son micas, cuarzo, cloritas y feldespatos. Los minerales sucundarios y accesorios son sulfuros de hierro y carbonatos, cuya cuantía es un factor a tener en cuanta para determinar la calidad de la pizarra para cubiertas.

La otra característica distintiva es la petrlogía, la cual da información sobre el grado de metamorfismo que ha sufrido la roca. Como se ha indicado anteriormente, existen cuatro tipos principales de rocas usadas como Pizarras para cubiertas: pizarras de bajo grado, pizarras s.s., filitas y mica-esquistos. El incremento de metamorfismo conlleva una recristalización de la roca, la cual cierra el espacio poroso, reduciendo así la absorción de agua y mejorando el comportamiento mecánico.

Esta clasificación ordena las Pizarras para cubiertas en 12 litotipos, cada uno con unas características generales que permiten inferir a grandes rasgos las propiedades constructivas (Imagen II-2).

El análisis del cuadro anterior nos indica que la filita presenta un estado de metamorfismo más avanzado que la pizarra s.s, intermedio entre una pizarra y un esquisto, lo que se traduce en que el tamaño de micas es algo superior en las filitas, de manera que los planos de foliación desarrollan algo más de brillo y, además, por lo general, presentan una superficie algo más rugosa y ondulada (Philpotts, 1989) lo que proporciona un aspecto veteado muy valorado por los prescriptores, sobre todo para edificios en los que se busque este tipo de sensaciones.

En cualquier caso, y por razones prácticas, el término “pizarra” que aparece en esta publicación no se debe considerar como un término petrográfico, como tal, sino más bien como una acepción genérica.

En la imagen II-3, publicada recientemente por la Universidad de Gante (Bélgica), se recogen las diferentes variedades de pizarra más relevantes, existentes actualmente en el mercado mundial, y en la misma aparece la Pizarra de Bernardos con la denominación petrográfica de “Filita de Bernardos” con el código de clasificación B2.