RESTAURACIÓN DE LA CUBIERTA CON FILITA NATURPIEDRA
El Palacio Real de El Pardo es una de las residencias de la familia real española. En su origen fue un pabellón de caza de los Austrias, para luego convertirse en la principal residencia invernal del soberano bajo los Borbones. Durante la dictadura franquista fue la residencia oficial de Francisco Franco, y su principal uso en la actualidad es el de alojar a los jefes de Estado extranjeros cuando se hallan de visita oficial en España.
Los orígenes de este palacio se remontan a 1405, cuando Enrique III de Castilla ordenó la construcción de una casa real en el Monte de El Pardo, lugar que el monarca frecuentaba, dada su riqueza cinegética. Enrique IV, por su parte, edificó sobre la misma un pequeño castillo.
El emperador Carlos I, por impulso del joven príncipe de Asturias, Felipe, determinó la conversión de este castillo en palacio. A partir de 1544, comenzaron las obras siguiendo un primer diseño de Luis de Vega, autor también del palacio de Valsaín. A partir de 1563, siendo ya rey Felipe II, Juan Bautista de Toledo empezó a retejar el edificio con una puntiaguda techumbre de pizarra emulando la arquitectura flamenca que tanto gustaba al soberano.
La apertura de las canteras de Bernardos coincidió con la renovación de buena parte de las obras reales, situadas en el entorno de Madrid, que a lo postre Felipe II convertiría en 1561 en capital de la monarquía. Podemos decir que en un primer momento hay tres obras que simultáneamente reciben las primeras partidas de pizarra: el Palacio del Bosque de Segovia (Valsaín), el Palacio de El Pardo, y el Real Alcázar de Madrid con sus dependencias anexas (Reales Caballerizas-Armería). La pizarra de Bernardos, recientemente nombrada piedra del patrimonio mundial por la IUGS, es una parte esencial de muchas obras emblemáticas del patrimonio arquitectónico español y resulta fundamental protegerla para así poder desarrollar las actuaciones de restauración conforme a las recomendaciones que en este sentido se vienen haciendo al nivel internacional (Carta de Atenas y Carta de Venecia).
Con esa lógica, en nuestra época contemporánea se han llevado a cabo rehabilitaciones de la cubierta del Palacio con pizarra de Bernardos.