Pavimentos exteriores y adoquines
La utilización de la piedra natural en solados de plazas y calles, se justifica , aparte de por su propia belleza, por su resistencia a los agentes atmosféricos, resistencia física y durabilidad. También por la variedad de acabados en sus texturas, que evitan deslizamientos en condiciones de humedad, requisito imprescindible en estos solados.
El pavimento exterior en piedra natural tiene una gran tradición (sirvan de ejemplo las calzadas y vías romanas), y su evolución tiene mucho que ver con la mejora de los procedimientos de serrado y acabados de texturas , así como los materiales de agarre y de rejuntado, que han derivado en la necesidad de un menor grueso de las baldosas.
Otro aspecto importante a reseñar, gracias a los adelantos técnicos en la elaboración de distintos productos, además de la utilización principal y tradicional de la piedra natural en baldosa, adoquines y bordillos; actualmente se fabrican elementos singulares de mobiliario urbano, con los diseños y formas que se proyecten, casi sin límites estéticos: bancos, rejillas, bolardos, fuentes, esculturas…
Es importante que se analicen las características físico-mecánicas de la piedra a utilizar en el pavimento, para utilizar la dimensión y grosor adecuados, y tener muy en cuenta los siguientes puntos: esfuerzos de flexión, desgaste por abrasión, resistencia al deslizamiento y esfuerzos de impacto. Y no menos necesario, contar con una colocación profesional, como la que le ofrecen los equipos propios de colocación en obra de Naturpiedra.
Otros aspectos a tener en cuenta para el buen funcionamiento del pavimento son las juntas, las cejas y la adherencia. El adoquinado en pavimentación exterior ha vuelto con fuerza y su uso, tanto en plazas y calles públicas, como en viviendas privadas, está ganando terreno al pavimento de baldosas tradicional. Están muy de moda en España actualmente, adoquinados tradicionales que viven una nueva juventud, como el adoquín de calzada portuguesa, con varios colores que se suelen combinar en formas y diseños como los existentes en Lisboa y Oporto, y los adoquines de pizarra, cuarcita, filita y travertino multicolor por su tonalidad (muy sufrida en lo que se refiere a suciedad), dureza y texturas antideslizantes, sin dejar de lado el tradicional granito, mármoles, gneis y calizas.